En las tierras misionales existen muchos cultivos diferentes, desde los más exóticos y novedosos como la moringa hasta los tradicionales e históricos como la yerba mate y el té. El cultivo del té ha dado lugar a nuevas prácticas culturales y de procesamiento más allá del té negro y los tés verdes gourmet, incluido el té oolong, el té blanco tipo Silver Needle que realiza la productora Adriana Yañez de Akasha Tea y en los últimos tiempos el té amarillo por la productora Amalia Radovancich.
Mario Paredes dirige una familia de empresarios en El Dorado, una provincia de Misiones, una de las 23 provincias de Argentina. La provincia de Misiones, ubicadas en el extremo noreste del país en la región de Mesopotamia, limitan con Paraguay. El compromiso de Paredes con el medio ambiente es profundamente personal, ya que defiende los procesos agrícolas sostenibles, apoya a la comunidad, lucha contra el hambre y la desnutrición y garantiza una calidad de primer nivel desde la semilla hasta la taza. Sus esfuerzos se centran principalmente en el cultivo de Moringa Oleifera, Yerba Mate y Camellia sinensis.
Luego de iniciar la producción de Moringa, que fue incluida en el Código Alimentario Argentino en 2014, continuó produciendo yerba mate y té. Mario Paredes nos cuenta, “Estábamos profundizando en la yerba mate y el té, en el té nos llamó la atención cómo se estaban destruyendo plantaciones porque había dejado de ser rentable y por otro lado también nos llamó la atención el matcha, porque lo veíamos como uno de las bebidas más saludables del mundo y el estudio de cómo era el proceso de este tipo de té, con mucho esfuerzo, con mucho amor, en sus inicios en China y posteriormente en Japón”.
Paredes destaca que su objetivo es posicionar el matcha argentino como un alimento funcional que nutre, ayuda a mantener la salud y beneficia al organismo, lo que hoy debe ser valorado. Este objetivo fundamental se basa en sus principios activos ya que, al igual que el matcha japonés, tiene unas condiciones nutricionales, con gran cantidad de vitaminas C y D, ambas hidrosolubles.
Es entonces cuando Paredes inició el proceso del té matcha en polvo argentino, dándole sus características, una impronta de té misionero, sin pretender competir con el tradicional y milenario té matcha japonés. Así, el proceso de producción de este té en polvo comienza con la deshidratación a baja temperatura, y es ahí donde Paredes resalta la idea de este proceso, “Necesitamos aire caliente, sin leña, sin humo, para lograr el secado a baja temperatura, deshidratar la hoja. , a diferencia del matcha japonés que se elabora a altas temperaturas, al vapor a 100°C y que no es el color del matcha japonés, que es un verde mucho más brillante y eso se debe a la región, a la temperatura, a la tierra, sino a la intención. No es para comparar y nuestro color es más oscuro ya que tiene que ver con la temperatura, el clima, la tierra, el suelo de nuestra tierra de Misiones”.
Finalmente, Paredes señala que sus plantaciones ya se encuentran naturalmente bajo sombra en medio del bosque nativo; Tampoco se construye una cubierta especial al estilo japonés y, como se destacó anteriormente, el té no se cuece al vapor sino que se seca con un sistema para deshidratarlo de una sola vez. En última instancia se pulveriza en varios pasos en molinillos de forma muy tradicional, obteniendo finalmente un té verde en polvo, matcha, al estilo argentino.
Photo courtesy Mario Paredes